Realizamos varias lecturas y cada vez condensábamos más el texto de Salazar; hasta que llegamos a 5 conceptos que se transformaron en articuladores de la obra: voz, fuerza, resiliencia, rebeldía, e identidad. Conjuntamente, identificamos 7 sujetos históricos, (sí, “sujetos”, en masculino. El lenguaje de la historia está organizado desde lo masculino), que al extrapolarlos hacia la danza los consideramos como arquetipos posibles de transformarse en personajes, en seres encarnados en danzactrices. Ellas son: La mujer originaria (desde siempre hasta la actualidad). la campesina feliz (1700-1850), la chinganera (1810-1839), la aristócrata (1830-1840), la asalariada (1860-1925), la madre de familia (1925 a la actualidad), y la mujer actual (1990 a la actualidad).

A partir de los 5 conceptos síntesis y otros construidos desde la lectura, y desde los 7 arquetipos de mujERES, realizamos numerosas sesiones de improvisación, a partir de las cuales fijábamos “fraseos” o “material”. Para permitirnos improvisar con libertad grabábamos las improvisaciones desde distintos ángulos, luego al final de la sesión, o a la siguiente, seleccionábamos el material, lo “reconstruíamos en el cuerpo”, tomando conciencia de lo realizado, y lo “guardábamos” para cuando llegara el momento de utilizarlo.

Las sesiones de lectura e improvisación fueron complementadas con 3 sesiones de discusión guiadas por Patricio Antilef, profesional de las Ciencias Sociales que hizo una necesaria mediación entre el equipo de trabajo ligado al arte, y el texto de Gabriel Salazar. Una vez consolidado dicho proceso, nos reunimos con el profesor Salazar, con quien compartimos dudas e inquietudes.

Durante el proceso de montaje, se trabajó paralelamente música y danza, realizando los feedbacks necesarios entre una y otra. No obstante, dada nuestra demora en las lecturas e improvisaciones, el puntapié inicial para el comienzo del montaje final lo dio el músico, Freddy Herrera, pues sus lecturas personales del texto de Gabriel Salazar fueron inspiración para la creación del tema “Me arrastré por tus caminos”.

Como anécdota comentamos que fue un momento de furia total, cuando Mónica, la coreógrafa, presentó por primera vez a las bailarinas el tema “Me arrastré”. Fue unánime la opinión de que como mujERES no nos arrastrábamos ante nadie, ni menos “por tus caminos”. Esta situación da cuenta de un detalle no menor: Inevitablemente la creación coreográfica se fue cruzando con la vida pasada y presente de las intérpretes, existiendo momentos verdaderamente catárticos que definieron que la obra finalmente fuera una versión libre del texto de Gabriel Salazar.

Por último resaltamos que el proceso de creación de la obra coincidió con el movimiento femenino chileno de mayo 2018, fecha en que se realizaron las mayores manifestaciones ocurridas en Chile, por lo cual las problemáticas de las mujERES efervescían en los medios, en la calle, y en los cuerpos, mentes, y almas de las intérpretes.

Fue un hermoso proceso, con altos y bajos. Creemos que si no hay momentos bajos, no se está trabajando desde una auténtica entrega como artistas. Recorrimos un camino de crecimiento artístico y personal

El proceso de creación coreográfica se inició a partir de la lectura y discusión del texto “La mujer de bajo pueblo en Chile: bosquejo histórico”, del historiador social Gabriel Salazar, la cual se realizó con dos objetivos: sumergirse y comprender la temática, y sintetizar los conceptos claves que serían danzados o llevados a movimiento.

Ante los hechos históricos, y los textos de historia, la danza actúa realizando una síntesis simbólica.

Realizamos varias lecturas y cada vez condensábamos más el texto de Salazar; hasta que llegamos a 5 conceptos que se transformaron en articuladores de la obra: voz, fuerza, resiliencia, rebeldía, e identidad. Conjuntamente, identificamos 7 sujetos históricos, (sí, “sujetos”, en masculino. El lenguaje de la historia está organizado desde lo masculino), que al extrapolarlos hacia la danza los consideramos como arquetipos posibles de transformarse en personajes, en seres encarnados en
danzactrices. Ellas son: La mujer originaria (desde siempre hasta la actualidad). la campesina feliz (1700-1850), la chinganera (1810-1839), la aristócrata (1830-1840), la asalariada (1860-1925), la madre de familia (1925 a la actualidad), y la mujer actual (1990 a la actualidad).

A partir de los 5 conceptos síntesis y otros construidos desde la lectura, y desde los 7 arquetipos de mujERES, realizamos numerosas sesiones de improvisación, a partir de las cuales fijábamos “fraseos” o “material”. Para permitirnos improvisar con libertad grabábamos las improvisaciones desde distintos ángulos, luego al final de la sesión, o a la siguiente, seleccionábamos el material, lo “reconstruíamos en el cuerpo”, tomando conciencia de lo realizado, y lo “guardábamos” para cuando llegara el momento de utilizarlo.

Las sesiones de lectura e improvisación fueron complementadas con 3 sesiones de discusión guiadas por Patricio Antilef, profesional de las Ciencias Sociales que hizo una necesaria mediación entre el equipo de trabajo ligado al arte, y el texto de Gabriel Salazar. Una vez consolidado dicho proceso, nos reunimos con el profesor Salazar, con quien compartimos dudas e inquietudes.

Durante el proceso de montaje, se trabajó paralelamente música y danza, realizando los feedbacks necesarios entre una y otra. No obstante, dada nuestra demora en las lecturas e improvisaciones,
el puntapié inicial para el comienzo del montaje final lo dio el músico, Freddy Herrera, pues sus lecturas personales del texto de Gabriel Salazar fueron inspiración para la creación del tema “Me arrastré por tus caminos”.

Como anécdota comentamos que fue un momento de furia total, cuando Mónica, la coreógrafa, presentó por primera vez a las bailarinas el tema “Me arrastré”. Fue unánime la opinión de que como mujERES no nos arrastrábamos ante nadie, ni menos “por tus caminos”. Esta situación da cuenta de un detalle no menor: Inevitablemente la creación coreográfica se fue cruzando con la vida pasada y presente de las intérpretes, existiendo momentos verdaderamente catárticos que definieron que la obra finalmente fuera una versión libre del texto de Gabriel Salazar.

Por último resaltamos que el proceso de creación de la obra coincidió con el movimiento femenino chileno de mayo 2018, fecha en que se realizaron las mayores manifestaciones ocurridas en Chile, por lo cual las problemáticas de las mujERES efervescían en los medios, en la calle, y en los cuerpos, mentes, y almas de las intérpretes.

Fue un hermoso proceso, con altos y bajos. Creemos que si no hay momentos bajos, no se está trabajando desde una auténtica entrega como artistas. Recorrimos un camino de crecimiento artístico y personal